-- Laberintos de Crystal.tk --

El desafío era gordo: tres de la tarde en el recinto ferial del Huerto de la Rueda de Lorca, con más de treinta grados en el termómetro. Palos así sólo se aguantan si son con gusto, y los que ayer decidieron ser los pioneros en catar la primera edición del nuevo festival Metal Lorca demostraron con creces que tratándose de música poco importa el calor. Además, para algo están los 8.000 litros de cerveza con los que se ha aprovisionado la organización para atender a los asistentes más sedientos.

Las comparaciones son odiosas pero necesarias, así que los habituales del desaparecido Lorcarock, el certamen al que el Metal Lorca da el relevo, no tardaron en realizar una lista mental de pros y contras. Una lista que se diluyó en el mismo momento en el que las guitarras comenzaron a rugir sobre el escenario. Carpe Diem, que suele decirse. Nada fuera de lo previsible. La organización tenía claro desde el principio que la de ayer iba a ser una jornada más tranquila que la de hoy, ya que hasta esta noche no se sirven los platos fuertes con la banda británica creadora del género más extremo, Napalm Death.

Coronarán un menú de actuaciones en el que también estarán presentes los grupos Killem, Dawn of Tears, Aggression, Avulsed, Breed 77, Destruction y Grave Digger. Los primeros, junto a Down of Tears son los grandes olvidados de los medios de difusión a pesar de contar con legiones de seguidores. Del resto se espera una clase magistral sobre las diferentes formas de concebir el heavy metal. Así, Grave Digger dará la vertiente más clásica mientras que Destruction hará las delicias de los seguidores más trashers. Los gibraltareños Breed 77 intentarán no defraudar a los más ortodoxos con el batido resultante de amalgamar el metal más duro con sonidos árabes y flamencos.

Los encargados de romper el hielo de la sesión inaugural fueron los lorquinos Infinite Darkness que como son de la casa ya tienen domesticado al calor. Interpretaron parte de su repertorio ante un público que a primera hora no era muy numeroso, aunque con la caída de la tarde fue creciendo considerablemente el número de asistentes para bien de los organizadores y también de los vendedores de bocadillos y camisetas, que vislumbraban un futuro algo oscuro, quizás influenciados por el color de las vestimentas de los espectadores. «Llevo catorce años vendiendo en festivales. Francamente, espero que la cosa mejore mañana (por hoy)», comentaba uno de los comerciantes.

La música fue el mejor despertador para los aficionados que al inicio de los conciertos aún seguían dormidos en la zona de acampada habilitada en el recinto ferial de Santa Quiteria, a escasos metros del escenario. Más de un centenar de tiendas de campaña ocupaban a primera hora de ayer tarde la superficie cedida por el Ayuntamiento de Lorca para el descanso de los guerreros. Devorando bocadillos de mortadela, Javi y Martín, procedentes de Madrid y Uruguay, aguardaban junto a sus tiendas la llegada de los grupos más duros. «Creemos que mañana habrá más gente porque los grupos son mejores. A nosotros nos gustan todos, creemos que es un buen cartel para ser el primer año y la zona de acampada está bastante bien».

A su lado, comiendo pipas, Fernando, Alfonso y Alejandro, de Mazarrón, ya estuvieron en Lorca hace dos años. «El Lorcarock era otra cosa pero hay que dar un voto de confianza. Es normal que no haya tanta gente como hace unos años. Es la primera edición, se tiene que ir consolidando. El cartel es muy bueno, aunque quizás haya faltado algo de promoción».

También desde Cartagena, Jaime García, manifestaba su apoyo al certamen. «A mí me parece cojonudo que tras la desaparición del Lorcarock se haya intentando seguir y se haya mantenido la oferta. Claro que sí. Puede que no sean grupos tan importantes pero son buenos y te hacen pasar un buen rato y convivir con gente que tiene tus mismas preferencias musicales. Además la entrada es mucho más barata».

De un lado para otro, Martín Campoy, uno de los organizadores daba vueltas por el escenario vigilando que nada, a excepción de las actuaciones, quedara a la improvisación. «Nosotros lo que queremos es que este festival que ya ha nacido se consolide en el tiempo y que se desarrolle con incidencias. No queremos que muera nunca el legado que nos dejó Marcos Rubio, pero está claro que estos es un festival diferente, con otro nombre y otra estructura. Llevamos muchos meses trabajando en él. En el recinto se han habilitado barras y se han colocado aspersores de agua para que la gente pueda refrescarse. El escenario cuenta 100.000 vatios de luz y 70.000 de sonido. Creo que hoy (por ayer) ya se está demostrando que Lorca mantiene su oferta de música heavy metal».

Comprobado, de todos los rincones del país y de todos los estilos, aunque eso sí, un público especialmente adolescente con vocación de joven y algún que otro adulto con espíritu juvenil dispuesto a saltar como el que más. Por delante, aún hoy, le quedan todas las horas del día.